
Texto: “Y
aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de
los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” (Lucas 2:46).
Mientras los niños de esa edad estaban jugando en las calles, Jesús estaba
sentado en el templo, no mirando el mármol, ni los hermosos candelabros, ni el
oro de sus paredes, ni la gloria exterior del edificio. Tampoco hizo como hacen
algunos padres con su hijos que le permiten venir jugar a la Iglesia, sino
oyendo y haciendo preguntas a los grandes teólogos de su época: “Y aconteció
que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los
doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” (v46). Toda la sabiduría y
conocimiento que ellos habían obtenido fue dada por El, ahora está oyendo lo
que habían aprendido. Helo aquí como un humilde discípulo. Sea esto un
excelente ejemplo para nuestros jóvenes, que será una virtud sentarse a oír
atentamente las enseñazas de sus maestros. El podía darles clase a todos, pero
el Padre todavía no le había ordenado a Su ministerio público; así que por un
buen rato debía sentarse a oírlos con diligencia y preguntarles con decencia,
aunque luego pueda salvarlos.
La vida humana tiene diferentes etapas, cada una debe
ser usada con humildad. No dudo que hay entre nosotros jóvenes que mañana serán
grandes teólogos y predicadores, pero por el momento deben esperar su turno. En
el ínterin tu labor no es criticar ni murmurar, sino oír atentamente y
preguntar. Oír y preguntar es algo que se aprende. Nadie podrá educarse correctamente
si primero no aprende a oír, nótese: “Sentado en medio de los doctores de la
ley, oyéndoles y preguntándoles”. Aun el Hijo de Dios tenía que quemar esa
etapa: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y
los hombres” (v52). Y el hombre sabio agrega: “Inclina tu oído y oye las
palabras de los sabios… Porque es cosa deliciosa, si las guardares dentro de
ti” (Pro.22:17). Así que, padres no dejen de orar y sigan esforzándose que
desde temprana edad tus hijos sean enseñados amar la instrucción.
Que sean como Jesús, que fue sabio y quería ser más
sabio aun. Como hijo de Dios por fe, entonces tienes que imitar al Muchacho
Jesús. Jesús fue el Hijo de Dios por naturaleza, en cambio nosotros lo somos
por Gracia, o que fuimos adoptados, y esto ocurre mediante el arrepentimiento
hacia Dios y la fe en Cristo. Es notorio del pasaje que cuando el Padre le
llamó a estar en el templo, El dejó su ocupación habitual y se sometió. Entonces
no puede haber nada en la tierra, en tus ocupaciones diaria que te distraiga
tanto que no tengas tiempo de obedecer a Dios cuando te llame. Entonces debe
ser dicho de ti, como dijo Pablo de los tesalonicenses: “Cómo os convertisteis
de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1Tes.1:9). Aunque
los otros no entiendan como tampoco José y María entendieron a Jesús, tu vida,
ahora y diario es para servir la voluntad de Dios.
Amen.