Meditación Diaria

Meditación del 27 de diciembre

Texto: "No os dejare huérfanos; vendré a vosotros" (Juan 14:18)


    El verso nos habla de una situación adversa que vendría, pero también da el remedio: "vendré a vosotros". Cada palabra del versículo es muy instructiva, nótese que la primera persona del singular, Yo, esta dos veces: "No os dejare huérfano, vendré a vosotros" (v18); como si dijera: tu papa y tu mama podrán abandonarte, pero yo no; amigos que una vez fueron tus buenos compañeros podrán darte la espaldas, pero yo no; Judas hizo de traidor y Ahitofel traiciono a David, pero yo no; tu has tenido y quizás también tenga muchos desalientos y decepciones, pero yo nunca te causare ninguno.


Quizás te sientas tan indigno de llamarte Cristiano que le digas al Señor tal cual el centurión, cuando le dijo: "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo" (Mt.8:8); pero El te dice: "No os dejare huérfano, vendré a vosotros", o vendré a ti, porque así es el amor de Cristo a los Suyos. Para acentuar el sentido de su ternura, volvamos nuestra atención a las personas a quien El les habla, y notaremos que entre esos estaban Pedro y Tomas. Pedro, el primero de estos le negó abierta y voluntariamente y el segundo desconfió de Sus palabras, y aquí es como si les hubiese dicho, aunque Yo se que tu me negaras y que Tomas de mi dudara y todos me abandonaran, aun así: "No os dejare huérfano, vendré a vosotros"; y no dice que enviaría un ángel o Gracia santificadora, sino: "Yo vendré a vosotros”.

Llamo de nuevo vuestra atención sobre el texto: "No os dejare huérfanos, vendré a vosotros"; esto es, que el consuelo de nuestras almas en este peregrinar no depende de nuestras circunstancias, sino de la promesa de Cristo: "vendré a vosotros"; aunque te sientas como un huérfano, como un desamparado, triste, amargado, desconsolado, la curación de tus males es un acto de fe, creer y confiar en la promesa de Dios: "vendré a ti". De modo que nuestros problemas serán grandemente disminuidos si pudiéramos aprender a echarnos sobre el Señor. Cuando el cuerpo esta cansado le resolvemos su malestar echándolo sobre una cama para que allí descanse, si pudiéramos hacer lo mismo con nuestras almas, seriamos menos atribulados al confiarle más. Adicionalmente, nótese el énfasis de la promesa, la misma es dada a todo Creyente, el ultimo de ellos que se dirigió al Señor fue Felipe (v8), pero la respuesta aquí no es dada solo a Felipe, sino a todos y cada uno de los que son discípulos de Cristo, pues les dice: "A vosotros", es también para ti y para mi, es tuyo y también es mío.


Creyente en Cristo, tú, tú mismo, no estas solo en el mundo. quizás no tenga amigos terrenales, ni quien pueda cuidar de ti, ni quien te extienda una mano de consuelo, ni de ayuda en esta tierra, aun así el Señor Jesús esta contigo, realmente es tuyo, esta prácticamente contigo, hábil y capaz de ayudarte, y deseoso de hacerlo así; mas aun, ahora mismo en este momento El esta a tu lado, y seguirá contigo, El cuida constantemente de ti, Sus palabras no pueden ser mas claras: "No os dejare huérfanos" (v18). Entonces, aunque la providencia te lleve a profunda aflicción, consuélate al confiar que Cristo esta contigo. No olvides que Cristo fue un bacón de dolores, pero aun así Dios estuvo en todo y cada uno de sus momentos con El, la presencia de Dios contigo no depende de tus circunstancias, sino de la promesa fiel del Señor, como esta escrito: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo" (Sal.23:4).


Alguien pregunta: ¿Como puedo apropiarme de la promesa de una manera práctica en mi vida diaria? La respuesta en sentido general es esta: por medio de la fe, la fe es lo que hace lo distante cercano, y por ellas poseemos lo prometido, léase el lenguaje bíblico: "El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna" (Jn.5:24); la vida eterna referida aquí no es en posesión, sino en esperanza, porque aun el Creyente no ha sido glorificado; entonces un bien distante, la vida eterna, es del Creyente, tan pronto cree, por la fe trae lo que esta lejos y lo hace suyo, nótese como dice Cristo: "Tiene vida eterna"; no dice tendrá, sino que ya tiene.

 
Por eso te digo: Aunque la providencia te lleve a profunda aflicción, consuélate, echa mano de la fe, confía: Cristo está contigo.

 

Amen.

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