Texto: "Las ancianas
asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino,
maestras del bien" (Tito 2:3).
El carácter de estas ancianas esta descrito por dos deberes: "Reverentes
en su porte y maestras del bien", y se le prohíben dos vicios o cualidades
negativas: "No calumniadoras, no esclavas del vino".
Dice el texto: "Las ancianas", su primer significado es, las
mujeres de edad en la congregación, pero más particularmente aquellas quienes
han mostrado por buen tiempo una vida de santidad, éstas están llamadas a ser
maestras para las que vienen detrás en el llamado celestial que se les ha hecho
a todas. Las que mas han andando en luz tienen la responsabilidad de ayudar a
las que menos conocimiento tienen, porque se supone que conocen más de Dios. No
se refiere a pastoras porque Dios no ha puesto nunca a las mujeres en tal
oficio, una mujer en el cargo de pastoras de la iglesia sería indecoroso o una
aplicación errada del servicio cristiano. Aquí se refiere a ancianas de edad en
la fe, porque en el (v7) se dirige especialmente a los pastores y Tito es el
caso particular.
Es la inclinación femenina en no pocas mujeres esforzarse en dar una imagen que
no es real, sobre todo si consideramos lo inclinado que ellas son en hacer un
énfasis fuerte en vivir de la apariencia, ellas mas que nadie se ocupan de las
modas y la vanidad. El mundo explota esta debilidad femenina y les ha dado una
revista con ese mismo nombre: "Vanidades". El apóstol no habla solo
de apariencia, el "porte" referido aquí es aquel que se muestra por
causa del temor a Dios, vivir por principios espirituales y no por los impulsos
carnales. Un porte reverente es el fruto de la disposición del alma que busca
agradar a Dios y se muestra principalmente en el aspecto de la cara, en el
hablar y en la ropa. Que el aspecto, los gestos y la apariencia testifiquen de
la castidad de mente. En el mundo la esposa de un presidente sería muy
censurada por una falda corta y ajustada, y una cristiana debe estar muy por
encima de una moralidad así. Sobre esto dice David: "Jehová, no se ha
envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni
en cosas demasiados sublimes para mi" (Sal.131:1), esto es, que la
humildad de corazón puede ser probada por lo que andan buscando los ojos.
Cuan triste y heridor del espíritu cristiano sería si una mujer cristiana, ya
madura con hijos y en algunos casos con hijos crecidos, y hasta nietos, hablar
con descortesía, ser dura de rostros y vestir ropa ajustadas, cinturones anchos
de la última moda, queriendo dar una imagen de jovencita mas
que de santa. Se espera que las hermanas mayores de edad estén en
condiciones de poder enseñar a las mas jóvenes. Ellas están
llamadas a ser ejemplos de humildad y santidad, no de orgullo o colocarse
carnalmente sobre otras, sino de recato y moderación en todo. Que tenga un
habito de santidad, no que ella mismo se esfuerce ser una maestra, sino como
fruto de un principio santo en el alma. Una anciana es una mujer de un santo
hablar que refleja sabiduría, gracia y modestia de corazón.
Amén.