
Texto: "No os dejare huérfanos; vendré a
vosotros" (Juan 14:18)
El verso nos habla de una situación adversa que
vendría, pero también da el remedio: "vendré a vosotros". Cada
palabra del versículo es muy instructiva, nótese que la primera persona del singular,
Yo, esta dos veces: "No os dejare huérfano, vendré a vosotros" (v18);
como si dijera: tu papa y tu mama podrán abandonarte, pero yo no; amigos que
una vez fueron tus buenos compañeros podrán darte la espaldas, pero yo no;
Judas hizo de traidor y Ahitofel traiciono a David,
pero yo no; tu has tenido y quizás también tenga muchos desalientos y
decepciones, pero yo nunca te causare ninguno.
Quizás te sientas tan indigno de llamarte Cristiano que le digas al Señor tal
cual el centurión, cuando le dijo: "Señor, no soy digno de que entres bajo
mi techo" (Mt.8:8); pero El te dice: "No os
dejare huérfano, vendré a vosotros", o vendré a ti, porque así es el amor
de Cristo a los Suyos. Para acentuar el sentido de su ternura, volvamos nuestra
atención a las personas a quien El les habla, y
notaremos que entre esos estaban Pedro y Tomas. Pedro, el primero de estos le
negó abierta y voluntariamente y el segundo desconfió de Sus palabras, y aquí
es como si les hubiese dicho, aunque Yo se que tu me negaras y que Tomas de mi
dudara y todos me abandonaran, aun así: "No os dejare huérfano, vendré a
vosotros"; y no dice que enviaría un ángel o Gracia santificadora, sino:
"Yo vendré a vosotros”.
Llamo de nuevo vuestra atención sobre el texto:
"No os dejare huérfanos, vendré a vosotros"; esto es, que el consuelo
de nuestras almas en este peregrinar no depende de nuestras circunstancias,
sino de la promesa de Cristo: "vendré a vosotros"; aunque te sientas
como un huérfano, como un desamparado, triste, amargado, desconsolado, la
curación de tus males es un acto de fe, creer y confiar en la promesa de Dios:
"vendré a ti". De modo que nuestros problemas serán grandemente
disminuidos si pudiéramos aprender a echarnos sobre el Señor. Cuando el cuerpo
esta cansado le resolvemos su malestar echándolo sobre una cama para que allí
descanse, si pudiéramos hacer lo mismo con nuestras almas, seriamos menos
atribulados al confiarle más. Adicionalmente, nótese el énfasis de la promesa,
la misma es dada a todo Creyente, el ultimo de ellos que se dirigió al Señor
fue Felipe (v8), pero la respuesta aquí no es dada solo a Felipe, sino a todos
y cada uno de los que son discípulos de Cristo, pues les dice: "A
vosotros", es también para ti y para mi, es tuyo y también es mío.
Creyente en Cristo, tú, tú mismo, no estas solo en el mundo. quizás no tenga
amigos terrenales, ni quien pueda cuidar de ti, ni quien te extienda una mano
de consuelo, ni de ayuda en esta tierra, aun así el Señor Jesús esta contigo,
realmente es tuyo, esta prácticamente contigo, hábil y capaz de ayudarte, y
deseoso de hacerlo así; mas aun, ahora mismo en este momento El esta a tu lado,
y seguirá contigo, El cuida constantemente de ti, Sus palabras no pueden ser
mas claras: "No os dejare huérfanos" (v18). Entonces, aunque la
providencia te lleve a profunda aflicción, consuélate al confiar que Cristo
esta contigo. No olvides que Cristo fue un bacón de dolores, pero aun así Dios
estuvo en todo y cada uno de sus momentos con El, la presencia de Dios contigo
no depende de tus circunstancias, sino de la promesa fiel del Señor, como esta
escrito: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno,
porque tu estarás conmigo" (Sal.23:4).
Alguien pregunta: ¿Como puedo apropiarme de la promesa de una manera práctica
en mi vida diaria? La respuesta en sentido general es esta: por medio de la fe,
la fe es lo que hace lo distante cercano, y por ellas poseemos lo prometido,
léase el lenguaje bíblico: "El que oye mi palabra, y cree al que me envió,
tiene vida eterna" (Jn.5:24); la vida eterna
referida aquí no es en posesión, sino en esperanza, porque aun el Creyente no
ha sido glorificado; entonces un bien distante, la vida eterna, es del
Creyente, tan pronto cree, por la fe trae lo que esta lejos y lo hace suyo,
nótese como dice Cristo: "Tiene vida eterna"; no dice tendrá, sino
que ya tiene.
Por eso te digo: Aunque la providencia te lleve a profunda aflicción, consuélate,
echa mano de la fe, confía: Cristo está contigo.
Amen.