Meditación Diaria

Meditación del 22 de diciembre

Texto: "Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de el, y le golpeaban; y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quien es el que golpeo? Y decían otras muchas cosas injuriándole" (Lucas 22:63-65).

 
De acuerdo a las reglas de humanidad, en todas las naciones los acusados o prisioneros deben ser bien tratados, deben ser protegidos de los insultos y hasta del peligro, por lo menos mientras se encuentren en tal condición; nuestro Señor había sido apresado injustamente, y en lo que llegaba el juicio debía ser guardado por el mismo estado o gobierno que lo había apresado.

 
Más aun, las huellas de aquellos sudores que fueron como gotas de sangre deben haber sido vistas claramente sobre su piel, por lo que su estado presente debió haber sido fielmente la figura de un Varón de dolores, experimentado en quebrantos; de modo que su aspecto habría de mover a la compasión y permitírsele un descanso, aunque fuese por humana sensibilidad. Pero fue todo lo contrario, y es que los hombres cobardes son siempre muy crueles, la crueldad es una hija natural de la cobardía.

Para agregar una nota de la irracional falta de compasión de estos hombres, debe añadirse, que estos fueron los mismos que entraron al Huerto de Getsemaní apresarlo, y El allí no opuso ninguna resistencia, pasiva y muchos menos activa, sino que por el contrario les facilito su trabajo, ya que cuando llegaron al Huerto, "El se adelanto y les dijo: ¿A quien buscáis? Les respondieron a Jesús Nazareno. Jesús les dijo: Yo soy" (Jn.18:5); de manera que ellos vieron claramente que este prisionero era manso como una oveja, y aun así acentuaron su crueldad, como si el mismo infierno se levantase para perseguirle, e hicieron del pecado, la cobardía y la crueldad una diversión. Eso en cuanto a sus matadores, pero en cuanto a El mismo el cuadro no podía ser mas amante, porque amo sacrificial y dolorosamente Su oficio de salvar a los elegidos, morir por ellos y redimirlos de la esclavitud del pecado, y entre los salvos después de su resurrección, sus matadores fueron de los primeros: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que el nos amo. Nosotros le amamos a el, porque el nos amo primero" (1 Jn.4:10,19).

  
Se infiere, pues de nuestro texto, a pesar que el hombre tiene el ofender a Dios como una diversión, Cristo los ama y los salva. Toda esta escena de barbarie nos da una idea de lo que el pecado hace cuando tiene oportunidad; esto es, cuando toda restricción al mal es desatada y los hombres se entregan al desenfreno y a los deseos de su mala voluntad.

 
 Enfoquemos brevemente el cuadro que tenemos por delante, ya que atestigua con mucho mas colores las generalidades que se han dicho. Vea como sus dolores de esa amarga noche fue el pasatiempo o alegría de ellos: "Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de el, y le golpeaban; y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quien es el que te golpeo?" (v63-64); jugaban con Jesús como juega el gato con el ratón antes de tragarlo o peor aun, pues este trata el ratón y juega con su presa dejándole libre, el roedor al verse libre intenta huir y el gato se divierte atrapándole de nuevo, pero no le golpea con crueldad y lo hace para alimentarse, pero estos fueron peores, porque después de cubrirles los ojos le golpeaban con mala voluntad en su mismo rostro, no como una necesidad como los animales, sino por gusto pecaminoso. Una mayor indignidad no podía ser hecha al Señor Jesús, aun así esto es tan solo una pequeña muestra de los mucho con que lo maltrataron; porque "decían otras muchas cosas injuriándole" (v65). Y en el pasaje paralelo se nos revela: "Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban" (Mt.26:67); escupir en la cara una persona, es una de la expresiones del mayor aborrecimiento y desprecio posible; tratar a alguien de esta manera, es como decirle que es mas despreciable que el suelo sucio sobre el cual uno escupe.

 
Por tanto, cuando estés entrando en sufrimientos, recuerda que Cristo ya fue antes que tu. De seguro que ignoras si los dolores que han de venirte son pocos o muchos, no obstante si debes saber y buscar como hacer el bien en medio de tus adversidades, porque nada menos que eso es lo que se espera de ti. Y en tus dolores ruega a Dios y esfuerzote en sobreponerte por encima de tus circunstancias, y esto se hace levantando la vista de la tierra al cielo, mira la promesa para ti:

"A los que aman a Dios, todas las cosas les ayuden a Bien" (Ro.8:28); esto es, que por el mismo ejemplo de la humillación y exaltación de Cristo, sabemos que la bendición de Dios es para los que le sean fieles.

 

La gracia nos ayude a serle fiel.

 

Amen.

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