Meditación Diaria

Meditacion del 24 de diciembre

Texto: "No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano" (Deuteronomio 5:3).


Se deduce aquí que el Nombre de Dios se nos ha dado para ser empleado de manera legítima cada vez que lo necesitemos; se prohíbe usarlo o tomarlo en vano. Mas aun, que el mandato bíblico nos exhorta a usarlo de continuo en nuestros pensamientos, que meditemos en Sus atributos, títulos, nombres, pues dice: "Que crezcáis en el conocimiento de Dios" (Col.1:10); este tema debe ser lección diaria del estudio de los santos. Es nuestro deber, ya que es una gran parte de la vida de fe, puesto que la fe se alimenta y crece de Dios mismo.


Hay tres cosas que hacen necesario el uso del Nombre de Dios: Su gloria, nuestro bien y el beneficio de otros.


Es por Su nombre que Dios hace brillar Su gloria; y si no usamos Su nombre, entonces estamos poniendo Su gloria debajo de un armario o no brillara, por Su honra debemos usarlo en toda situación que sea propio y correcto: "Por tanto, ya sea que comáis o bebáis, o que hagáis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1Co.10:31). Para nuestro bien es necesario hacer buen uso del Nombre, en especial cuando estamos metidos en problemas: "Torre fortificada es el nombre de Jehová; el justo correrá a ella y estará a salvo" (Pro.18:10). Cada parte de Su nombre es una habitación secreta donde el Creyente puede alimentarse, alegrarse, consolarse y encontrar fuente de plenitud para toda necesidad. Es una gran compasión a un mundo perdido como este, que vea el Nombre de Dios en nuestros labios y vidas: "Pero gracias a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo y que manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento por medio de nosotros" (2Co.2:14); que los demás se beneficien de ese conocimiento, eso seria un uso positivo del Nombre de Dios.


Para usar el Nombre de Dios en santidad y reverencia se necesitan tres ingredientes a saber: Fe, temor y sencillez.


Fe: Usamos Su nombre para llamarlo o invocarlo, pero si al hacerlo se carece de fe, entonces es tomarlo en vano: "Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe y que es galardonador de los que le buscan" (Heb.11:6). La misericordia de Dios no viene a uno si estamos en incredulidad, aunque lo llamemos mil veces con la lengua; consciente de eso es que el padre del niño enfermo le clamo a Cristo: "¡Ayuda mi incredulidad!" (Mar.9:24).


Temor: tan solo mencionar el nombre de Dios sin temor y reverencia es tomarlo en vano, Su nombre es dulce y fácil, pero también es terrible: “Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta ley, escritas en este libro, temiendo este nombre grande y temible, Jehová tu Dios, entonces aumentara Jehová asombrosamente tus plagas y las plagas de tus descendientes, plagas graves y crónicas, enfermedades malignas y crónicas" (Deut.28:58-59). No será difícil al leer las paginas de las Escrituras advertir que hay en Ella una peculiar majestad, la presencia de Dios en la Biblia es algo muy manifiesto, de tal modo que la frase mas simple lleva la impresión de la majestad divina, y siendo así ¿No la usaremos con santo temor?


Sencillez: Que su uso sea para un fin noble y recto, no para la curiosidad o interés carnal, sino para el bien nuestro y de otros, porque Dios se ha revelado para Su propia honra y el bien eterno de sus criaturas: "¿A mi no me temeréis?, dice Jehová. ¿No temblareis delante de mí, que puse la arena como limite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantaran sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasaran. No obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se han ido. No dicen en su corazón: Temamos, pues, a Jehová nuestro Dios, que da en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos establecidos para la siega. Vuestras iniquidades han desviado estas cosas, y vuestros pecados os han privado del bien" (Jer.5:22-25).


De manera, pues, que no solo nuestras palabras, sino también la conducta debe ser en honra a Dios y no en vanidad: "Solamente procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que sea que yo vaya a veros o que este ausente, oiga acerca de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu" (Fil.1:27).

 

Amen.

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