Texto:
“Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas
horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria” (2 Reyes 7:1).
Israel pasaba por un estado miserable física y espiritualmente, pero ahora ve
un final feliz a su crisis. Sólo se necesitó un día de paciencia para que se
termine el asedio de los Sirios y la hambruna: “Mañana
a estas horas”. De aquí se infirió esta verdad muy consoladora: Dios nunca
llega tarde. La liberación divina pudiera no estar de acuerdo a nuestras
expectativas, pero no será más allá del tiempo de Sus sabios consejos.
El oficial había dicho que no se veía solución al problema y que la hambruna
los devoraría. Oigamos sus palabras: “Un príncipe sobre cuyo brazo el rey se
apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas
en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, más
no comerás de ello” (v2); sin embargo la misericordia divina dice: “Mañana”.
Las profecías del Cielo, antes de que se cumplan son difíciles de entender,
ningún espíritu humano puede leerlas correctamente de antemano, sino por el
espíritu que las reveló. La sabiduría en tales casos no es tanto entenderlas,
sino confiar en Dios.





