Texto:
"Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y
gozo" (Eclesiastés 2:26).
Cuando el Señor da algún bien a sus amados, se lo da acompañado con la
moderación debida para que lo use sin hacerse daño. Así que, la moderación en
el uso de las cosas terrenales es un excelente preservativo del mal que tiene
el mundo.
Es una bendición de Dios disfrutar los dones que El nos da con contentamiento y
tranquilidad, especialmente si podemos saborear el amor del Señor en esos dones.
Dios es el mejor amigo del alma de los hombres, por tanto no dará nada que haga
daño a lo que el ama. El uso inmoderado de las cosa terrenales o de los
deleites temporales del cuerpo, debilita el vigor y la vida del alma en todo
Creyente, y de cierto que trae muerte a una alma enferma y debilitada, como
dice el apóstol de ciertas mujeres: "La que se entrega a los placeres,
viviendo esta muerta" (1 Ti.5:6), usted las ve de deleites en deleites,
son alborotadoras, simple e ignorante, para de este modo acentuar su
frivolidad o el apropiado titulo de mujer vanidosa y alegrona. La carne esta
siempre muy solicita a los placeres sensuales, pero sobre todo en la
prosperidad o ante las expectativas de alcanzar algún bien material.







