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Nuestro Blog

¿Puedo Mudarme de Iglesia?
Son dos los requisitos para ser miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo; notémoslo: “Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como 3,000 almas” (Hch. 2:41). En este verso se puede ver con claridad dos requisitos: fe y bautismo.Leer Mas

¿Puede un Cristiano jugar la Loto?
Las Escrituras hablan de pecados visibles y pecados secretos, los secretos son en dos aspectos; por un lado, cuando se cometen en oculto del ojo del prójimo, excepto quien los hace, y por el otro, cuando ciertas actividades con apariencia de inocencia se convierten en pecado por una mala motivación.Leer Mas

¿Hay Lugar en la Política para un Cristiano?
El quehacer de la política en la sociedad es algo humano. Sobre todo que es la voluntad del Señor nuestro Dios el bienestar del pueblo; nótese: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra” (Pro. 29:2). Salomón aquí escribe inspirado por el Espíritu Santo, o que un gobierno sin la influencia de la verdadera religión estaría condenado al fracaso. La historia provee abundantes casos de gobernantes que han quebrantado las normas de justicia, olvidando casi por completo el objeto con lo cual fueron elegidos, y allí la democracia cayó desangrada, al borde de la muerte. Hemos tenido dictadores crueles, como también el pueblo en su locura ha elegido tiranos que se han perpetuado en el poder.


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Expositor: Amiris Beato

Sermón: Dios terminará la salvación que inició

Descripción:

Expositor: Hans Olivares

Sermón: Una celebración integra

Descripción:

Expositor: Miguel Nuñez

Sermón: ¿Qué hacer cuando no sabemos qué hacer?

Descripción:

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Meditación del 11 de diciembre

Texto: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda“(Mateo 20:20).


El Señor Jesús les había dicho a todos ellos: ¿En qué vemos su fe? Lemos el pasaje: “He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte. Le entregarán a los gentiles para que se burlen de él, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará” (v18-19). Lo que ella oyó de los labios de Jesús fue la maldición de Sus sufrimientos y muerte; en cambio ella ahora habla de Su gloria. Oyendo de Su cruz ella ve una corona: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda“(v20). Si ella hubiese visto a Herodes extender su cetro de poder a disposición de Jesús, y los principales gobernantes de Israel viniendo humillados a los pies de Cristo, o que aquella sociedad se sometía bajo el gobierno del Hijo de Dios, lo propio era pensar en un reino. En cambio ella oyó de traición, burlas, maltratos y muerte; sin embargo no le dio mente a tal cosa. El cuadro frente a nosotros de esta buena mujer argumenta que la creencia de su corazón era capaz de triunfar sobre toda adversidad: “Es, pues, la fe la constancia de las cosas que se esperan y la comprobación de los hechos que no se ven” (Hebr.11:1).

 

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