Texto: Otra vez entró Jesús en la
sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca la mano” Marcos 3:1).
Nuestro
pasaje se inicia con estas palabras: "Otra vez entró Jesús en la
sinagoga", fue siempre Su costumbre estar presente en el lugar donde el
pueblo se reunía para adorar al Creador. Y no será extraño que algunos de los
enemigos de Cristo tengan por costumbre estar presente en la Casa de Dios, no
sólo estaban allí los fariseos, sino también los herodianos. Pero no pocos
opositores de Dios que han sido conquistando por su amor en este mismo lugar,
la Iglesia. Debe, pues ser la actitud de los que siguen al Cordero donde quiera
que va, imitar su buen ejemplo. Sabiendo Jesús
el aborrecimiento que sentían por El, no dejó de amar sus almas, aprovechó la
oportunidad para hacer lo que fue su deleite siempre, y más en los días de
Reposo, obras de misericordia.