Texto:
"Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su
muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca" (Isaías
53:9).
Todas nuestras providencias adversas hallarían dulce consuelo si en ellas
pudiéramos ver el patrón de Jesús, cuya apariencia terrenal fue despreciable,
pero de ella Dios sacó la vida y la inmortalidad.
¿Cual fue su apariencia? Esta: "Y se dispuso con los impíos su
sepultura". Cualquiera hubiese pensado que el cuerpo de Jesús habría de
ser enterrado como los otros dos, y las circunstancias en aquel momento
apuntaba hacia eso, los cuales quizás fueron echados en una fosa y no se les
dio decente sepultura, pero con Cristo no fue así, aun cuando las
circunstancias presagiaban eso. En cambio Dios volvió Su tumba en gloria.