Texto:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”
(Marcos 16:15)
Esfuérzate en testificar del amor de Dios en salvar y no menosprecies el tesoro
que Cristo te ha dado para salvar a otros.
Hay un individualismo nocivo, pero hay otro que es necesario y sano para el
alma, se trata de aquel que establece que cada hombre individualmente ha de dar
cuenta a Dios, eso nos hace consciente de nuestros deberes e impide que la
responsabilidad personal se diluya con el grupo.
Una iglesia perneada por este principio piadoso será una congregación
saludable, y se encontrará creciendo en madurez e involucrada con la expansión
del reino de Cristo. Cuando los fieles predicadores hablen a esa congregación,
cada uno de ellos dirá así: “Lo que dijo el predicador es una exhortación de
Dios para mí”; esto es, que el Creyente individualiza y aplica en su propia
vida la Palabra de Dios.






