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Nuestro Blog

Reacción Cristiana frente al Pecado Ajeno
Los Creyentes son hijos de luz, o poseedores de un conocimiento que los demás no tienen. Cuando un impío peca, en general, sabemos que él no sabe lo que está haciendo, porque de saberlo no pecaría; esto es, que al verdadero Creyente, el pecado ajeno le carga porque es falta doble, contra Dios y contra él mismo.Leer Mas

Cómo Escoger una Carrera Universitaria
Multitud de individuos han fracasado en sus proyectos, por ser ateos en la práctica cuando se introdujeron en la realidad de la vida; entraron en universidades y negocios sin tener el debido sentido del deber y el peligro (La Biblia es la que define todo deber y todos los pecados), y estando desarmados, sin protección, fueron sorprendidos por aquellas tentaciones de que está lleno el mundo y a las cuales la naturaleza caída en pecado está lista para abrazar a la primera oportunidad, conduciéndolos al fracaso y frustraciónLeer Mas

Un Líder Fiel y Competente
Pienso no exagerar cuando decimos, que en no pocas ocasiones hemos oído o hemos sido invitados a Conferencias con este tema: “Como ser un  líder eficaz”, o “un verdadero líder.” En lenguaje común o sencillo un líder es definido así: “Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora” (RAE).Leer Mas

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Expositor: Miguel Nuñez

Sermón: ¿Qué hacer cuando no sabemos qué hacer?

Descripción:

Expositor: Juan José Pérez

Sermón: Del monte, a la misión

Descripción:

Expositor: Ramón Peña

Sermón: Dios, padre de huérfanos y defensor de la viudas

Descripción:

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Meditación del 26 de noviembre

Texto: “Exhorta a los siervos a que estén sujetos a sus propios amos en todo: que sean complacientes y no respondones” (Tito 2:9).


Es un deber Cristiano saber hablar y no ser respondones, o que el silencio bien manejado es una Gracia divina. Para ser más específico, los cristianos que son empleados, o sirvientes por paga o no, estarán muy tentados a quebrar su compromiso de ser mansos. Sépase, pues, que es mejor no decir nada que decir algo que provoque al prójimo o que esté mal dicho. La exhortación aquí no es a simple silencio, sino de un buen silencio, un callar complaciente, ya que se puede callar con una cara de disgusto, lo cual quebrantaría la mansedumbre, quitaría adorno al Evangelio y ofendería a Dios.

 

David es ejemplo que ilustra: “He aquí, tus ojos han visto en este día cómo Jehová te ha puesto hoy en mi mano en la cueva. Me dijeron que te matara, pero yo tuve compasión de ti y dije: “No extenderé mi mano contra mi señor, porque él es el ungido de Jehová” (1Sam.24:10). Saúl quiso matarlo y le devolvió palabras mansas y respetuosas. El salmista gráfica esta actuación: “Yo dije: Cuidaré mis caminos para no pecar con mi lengua. Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté frente a mí. Enmudecí, quedé en silencio; me callé aun respecto de lo bueno, pero mi dolor se agravó. Mi corazón se enardeció dentro de mí; fuego se encendió en mi suspirar, y así hablé con mi lengua” (Sal.39:3). Noten que él no habló, sino escribió su oración a Dios, hace una confesión, y resalta que hizo silencio. El silencio es un deber cristiano, y un fuerte adorno del Evangelio.

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