Meditación Diaria

Meditacion del 28 de Febrero

Texto:El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el sabio conteniéndose la apacigua” (Proverbios 29:11).


El la apacigua porque el ejercicio de la ira trae consecuencias que la más de las veces no benefician el alma. Hay un texto que resume esta labor de la mansedumbre: “Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira” (Stgo.1:19). En lenguaje corriente es dicho así: Oye, calla y aguántate. Oye tus razones, silencio tus sentimientos, y te será mucho más fácil ser manso. A toda costa hay que impedir la entrada del enemigo. En esto la mansedumbre hará las pregunta de lugar: Por qué, contra quien, cuales serán las consecuencias, que daño harían y otras preguntas semejantes son hechas al resentimiento.


En esto de deliberar miremos el ejemplo del Señor. Caso de Caín: “Entonces Jehová preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel? Y respondió: No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? Le preguntó: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Gén.4:9,10). Oyó las argumentaciones del culpable antes de castigarlo, o que deliberó. No que Dios necesite hacerlo, sino como expresión de compasión con Caín y como ejemplo para nosotros. Otro caso: “Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres” (Gén.11:5). Otra vez la misma idea de deliberación; considerar al arrogancia de aquellos hombres antes de confundirlos. Un tercer incidente: “Descenderé, pues, para ver si han consumado su maldad, según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré” (Gén.18:21). De esto inferimos que el tener compasión del prójimo está directamente relacionado con la mansedumbre. Un hombre poco manso será también poco compasivo. Así que, debemos considerar antes de airarnos, y juzgar antes de pasar sentencia, como está escrito: “Por tanto, sed imitadores de Dios como hijos amados” (Efe.5:1).

 

Amén.

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